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lunes, 20 de enero de 2014

Cave Cavam


Tal y como se colocaba la inscripción “Cave Canem” en las viejas villas romanas, para advertir al intruso del peligro que conllevaba infiltrarse en las moradas de los patricios romanos sin permiso de los mismos, de esa misma forma se debería colocar una placa con la inscripción “CAVE CAVAM” en todos los locales donde se expende, sirve o degusta ese liquido mágico, con burbujas y con mucho mimo e historia .

El por qué de esta advertencia viene dado porque el cava seduce y embruja, acompaña y agrada y sobre todo engancha.

Si seguimos las tendencias mundiales de consumo, incluido el estado español, podemos constatar como los vinos blancos van aumentando su cuota de mercado en detrimento de los vinos tintos, y asociada a ese nuevo estilo de consumo, podemos decir que el mundo del vino espumoso de calidad de una región determinada elaborado por el método tradicional, también se beneficia de ello.

Pero que es un vino espumoso de calidad de una región determinada elaborado por el método tradicional?
Que es el método tradicional? Pues ni más ni menos que la segunda fermentación en botella.

Que es la segunda fermentación? Pues que cualquier espumoso del mundo elaborado por el método tradicional (método champenoise en la Champaña) necesita que se fermente por segunda vez para conseguir esas burbujas y esa espuma en un recipiente cerrado, que en nuestro caso debe ser en la botella que luego degustará nuestro amado consumidor.

Vaya nombre más largo para pedir una copa, no???

Pues en el estado español ese vino espumoso es el CAVA, un producto que desgraciadamente la mayoría de los habitantes de la piel de toro no entiende y que se consume de forma esporádica y asociado a rituales de celebración y en muy pocos casos es consumido plenamente.

Hace unos años publiqué un artículo cuyo título era “Cada vez me gustas más los vinos tintos que se parecen a los blancos y los vinos blancos que se parecen a los tintos”

Pues el Cava, participa plenamente de esa ecuación y es un vino que en el mercado interno tendremos que descubrir y disfrutar.

Qué mejor aperitivo que una buena copa de cava, qué mejor acompañante para una comida que una buena botella de cava.

Porque mientras a los productores de vino patrio se les llena la boca con las grandes puntuaciones de los vinos tintos en las guías de resonancia internacionales, nadie habla del cava.

Porque mientras que todo el mundo habla de maderas, variedades, malolácticas y criomaceraciones (esto se parece más a un manual de enología que a un mensaje de consumo) nadie habla de la autolisis, de la toma de espuma, de la segunda fermentación en botella, de la crianza en rima, del tiraje, del degüelle.

Pero para qué, si lo importante es que la gente lo pruebe y se enamore, porque muy señoras y señores míos el cava enamora.

Porque es fácil de beber (y eso no es un defecto, sino una gran virtud, teniendo en cuenta la moda que hemos sufrido y aún mantenemos de vinos alcohólicos, llenos de madera y faltos de acidez, que son estupendos para catar pero casi imposibles para beber)

Porque señores y señoras mías, el vino se ha inventado para beber y disfrutar.

Dejemos el tedioso ejercicio de catar a los que viven de ello o a los aficionados que necesitan dar un paso más en este mundo para ser felices.

Pero el resto del mundo, como es normal en cualquier producto, solo tiene que abrir la botella y disfrutar y relajarse y ser feliz.

Porque para abrir una botella de vino/cava solo hace falta querer y dejarse llevar.
Solamente hace falta tener ganas y dejarse llenar.

Solamente hace falta decidir si me gusta o no…

Si me gusta a por otra botella, sino me gusta a cambiar de marca o de estilo.

Porque para beber vino no hace falta ser enólogo o catador asociado o ser de un club de catas o leer y devorar sin espíritucríticoguías y revistas.

Porque para beber vino solamente hace falta querer y dejarte seducir.

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