Queremos compartir con vosotros los recuerdos del autor de "Bilbaínos con diptongo" y gran amigo de esta casa, Jon Uriarte, ha plasmado en negro sobre blanco para nosotros.
Todo
en la infancia está a un golpeo de balón. Y a veces, también en la
madurez. El Hotel Artaza es un claro ejemplo. No solo porque se
encuentre cerca del centro de Bilbao y de San Mamés. Sino por lo que
no vemos, pero está. El ayer del fútbol. O debería decir football.
Porque así arribó a nuestra costa. Con el alma de las islas del
norte. Como si la esfera de cuero buscara recordar quién fue. Quizá
por ello Bilbao es una capital de un solo equipo. Hubo otros. Varios,
incluso. Pero se disolvieron como gotas de lluvia para ser uno y
diferente. Porque se puede tener dos amores, pero no dos equipos. Al
menos en una Bizkaia que siempre entendió aquél juego de pies como
una filosofía de vida. Con frecuencia nos preguntan qué significa
ser del Athletic. Y entonces intentamos explicar lo inexplicable.
Hace años, una noche de fútbol, tecleé unas líneas precipitadas
en un hotel como éste. No habíamos ganado. A veces la victoria está
en otras cosas. Por eso, las palabras volaron y dejaron de ser mías.
Hasta que tiempo después me las devolvió, traducidas al inglés, un
capitán galés de un barco con nombre lejano. Nos conocimos en la
terraza del Hotel Artaza y compartimos un aperitivo tan eterno como
una tarde de verano. Antes de partir, me dijo -Sois lo que fuimos,
cuando todo era simple, hasta que lo hicimos complicado-. Y a
continuación, recogió su gorra y partió hacia otros puertos.
Sorprendido
por el hallazgo, quise contarle de dónde surgieron aquellas
palabras. Como que cerca del hotel, rodó por primera vez un balón caído de un barco. Lo sabemos por un pequeño recorte de prensa del de este Noticiero Bilbaíno, fechado en 1894. Hablaba de cómo un
aficionado local retaba a la colonia británica a un encuentro de
football en las campas de Lamiako. El partido se disputó el 3 de
Mayo de ese año, con resultado adverso para los locales de seis
"goals" a cero. Desolador, dirán. Pero no. Aquellos
hombres entendieron que el balón merecía más partidos. Y desde
entonces han sido millones. Así, junto al olor del mar, los muelles
y las mercancías, los habitantes de ambos lados de la ría le
añadieron cierto sabor local. Y también algún arrebato. En pocos
lugares como aquí el corazón manda tanto sobre la razón. Si
jugamos con jugadores de casa es, precisamente, por uno de esos
arrebatos.
Campas de Lamiako. |
Hasta
1911 el Athletic Club tenía jugadores locales y algún foráneo,
sobre todo británicos residentes en Bilbao, del mismo modo que los
demás contaban con los suyos. A los extranjeros, para poder
competir, les exigían vivir un mínimo de 6 meses en la villa. En
1910 el Athletic llegó a contar con tres ingleses y la Real Sociedad
de San Sebastián con otros tres, un francés y dos madrileños. El
resto de los equipos incluían más foráneos que nativos. Pero en
1911 el Athletic fichó a tres ingleses para un partido y la Real no
lo logró. Tras una agria discusión, el club bilbaino decidió jugar
solo con uno. Y ganó. Pero herido en el orgullo, y ante las críticas
del rival, proclamó que desde ese día jugaría sin extranjeros,
hicieran lo que hicieran los demás. Así nació nuestra filosofía.
“Para jugar en el Athletic Club se precisa desarrollar la
formación futbolística en su seno, en un equipo vasco, en un club
concertado o haber nacido en nuestra tierra”. Punto. El resto
es falso, distorsión o medias verdades.
Campo de Jolaseta. |
Llegados
a este punto les animo a que recorran los muelles, las playas y los
montes que rodean este Hotel. Getxo,
en los campos de Jolaseta. Con el tiempo llegó a Bilbao y allí está
ahora. Diferentes lugares, pero mismos pilares. Así se lo conté a
aquel capitán del que no supe más. Tan solo que se llevó las
líneas mencionadas. Por eso las dejo aquí. Quizá quieran
llevárselas también consigo, para contar por el mundo que esos
tipos del Athletic no están tan locos. O sí. Porque la vida sin
toque de locura sería perfecta, pero muy aburrida. Piénsenlo cuando
recuerden estas palabras.
Athletic Club. 1910 |
Jon Uriarte
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